jueves, 6 de agosto de 2009

Breve, breve historia del Oratorio

Todos venimos a jugar los sábados y en las vacaciones... todos hemos conocido en el Oratorio algunos amigos nuevos, y hemos vivido cosas que nos gustaron. Pero... ¿alguna vez se te ocurrió averiguar cómo empezó todo?
Si lo habías pensado y nadie supo responderte (¡o no tuvo tiempo!), aquí podés ver nuestra historia, que está relacionada directamente con la presencia de los salesianos.




Los Salesianos en Salta
No fueron pocas las gestiones llevadas a cabo ante los superiores mayores de la Congregación Salesiana en Turín (Italia) para que se fundara un Colegio Salesiano en la ciudad de Salta.
Miembros del Gobierno y destacadas personalidades del clero se unieron para conseguir la fundación de un Colegio de Artes y Oficios. Las gestiones tuvieron comienzo en la última década del siglo XIX. No obstante, debieron transcurrir nada menos que 21 años para que los salesianos arribaran a Salta y concretasen ese deseo.La demora se debió principalmente a la decisión de los Superiores Mayores de no realizar nuevas fundaciones en ninguna parte del mundo hasta que se hubiesen consolidado las ya existentes en diversas naciones. El primer sucesor de San Juan Bosco, Don Miguel Rúa, se mantuvo fiel a esta disposición. Pero, poco antes de su fallecimiento ocurrido en 1910, resolvió autorizar la fundación de un colegio en Salta.




A su sucesor Don Pablo Albera le tocó hacer efectiva esta resolución. Tal noticia fue publicada en el Boletín Salesiano de Mayo de 1911:
“A pesar del propósito firme formulado en el Capítulo General de la Pía Sociedad Salesiana de no abrir nuevos colegios ni en el Viejo ni en el Nuevo Continente, una nueva Casa, o nueva Obra de Don Bosco, va a establecerse en la República Argentina, y es el Oratorio Festivo con clases para niños pobres en la antigua ciudad de Salta. Esta nueva Obra de beneficencia nace bajo el nombre del inolvidable Sucesor de Don Bosco: Don Rúa, porque se debe a sus últimas disposiciones, casi diríamos como último recuerdo de su apostólico celo, que deja a los Cooperadores de la República Argentina.”


La fundación
El grupo fundador partió de Buenos Aires el 7 de marzo de 1911. Sería la primera casa salesiana del país que contaría con personal totalmente argentino. El primer director fue el padre Luis Correa Llano que tenía 24 años de edad.El 9 de marzo de 1911, ya muy entrada la noche arribaron a Salta: además del padre director, llegaron el padre Ambrosio Bonfanti, el clérigo estudiante Abel Pecci y el hermano coadjutor José Kein, acompañados por el padre inspector José Vespignani. En la estación de ferrocarril les dieron la bienvenida dos miembros de la curia eclesiástica. El obispo Matías Linares y Sanzetenea, que había trabajado intensamente para hacer posible esta llegada, los estaba esperando en la Curia y al recibirlos exclamó: “¡Finalmente tenemos al Padre José con sus salesianos, después de esperarlos por 20 años!”.


La Obra se inició en Pellegrini 76, luego se trasladó a Florida 186, y a comienzos de 1913 se afianzó en el terreno donado por don Ángel Zerda, ex gobernador de la Provincia, y donde aún se encuentra actualmente: Caseros 1250. Las primeras actividades educativas fueron el Oratorio, la Capilla, la Escuela Primaria, el Colegio de Artes y Oficios y los Exploradores de Don Bosco.


Desde aquel lejano 1911, la labor salesiana ha sido incansable, asumiendo múltiples formas de acuerdo a la realidad cambiante. Esta presencia educativa ha tenido un papel protagónico en el desarrollo de muchos aspectos positivos de la sociedad salteña, a través de los oratorios, de las misiones, de las escuelas de artes y oficios y del desarrollo de planes de estudio que en muchos momentos fueron adelantados para su época.


El “Ángel Zerda”, nombre definitivo que adquirió a los pocos años de su fundación, fue el primer colegio con formación comercial de Salta. En 1929 se sumaron a estos esfuerzos las Hijas de María Auxiliadora, con el Colegio que lleva ese nombre. Buscando dar respuestas a nuevas necesidades sociales, en 1966 el espíritu de Don Bosco llega a la zona sudeste de la ciudad, con la fundación de la Escuela Parroquial “Ceferino Namuncurá”.


El Oratorio en 188 palabras 
Como ya vimos arriba, la Obra Salesiana en Salta, como en muchas otras partes del mundo, se inició primero con el Oratorio. Los salesianos llegaron el 9 de marzo a la noche, el 10 salieron a hacerse un poco de propaganda y se instalaron, y el 11 comenzaron con el Oratorio. Dicen las crónicas del Colegio que ese primer día se acercó un solo chico… se llamaba José, y años después se convirtió en un profesor y escritor muy reconocido.


Desde ese modesto comienzo, el Oratorio se mantuvo siempre abierto, aunque pasando por distintas etapas.
Hoy en día son muchas las personas que se acercan a la Sala de juegos y recuerdan cuando el patio del Colegio tenía árboles, cuando el piso era de tierra o de lajas, cuando no estaban construidas las aulas de calle España ni la pared de la Bolívar, donde ahora están los portones. Muchos más se refieren con cariño a las funciones de cine y a las meriendas humildes pero inolvidables de los domingos por la tarde.
También resultan incontables los que se lamentan por la ausencia de la famosa pista de autos.


Dos personas importantes 

No es posible hablar del Oratorio en Salta sin mencionar al Padre Miguel Bessone, que trabajó con amor, alegría y creatividad incansable por cada chico que se acercaba a esta casa. Él dejó un recuerdo imborrable en todos los que lo conocieron. Ahora ya está en el Cielo, largamente merecido, esperando a tantos chicos que se acercaron a Dios gracias a él.




Más próximo en el tiempo, y acompañando nuestra propia historia, contamos con la gracia de tener cerca alguien como el hermano Víctor Crippa, más conocido como “el Tío”, que desde mediados de la década del ´80 tiene sobre su espalda el peso de llevar adelante el Oratorio. El Tío es fácil de querer y de admirar, por su paciencia inalterable, su cariño permanente y una capacidad de trabajo que asombra.


Al nombrar a dos personas dejamos en el anonimato a muchas más (¡cómo olvidarnos de Fernando Suñer!, un animador como los soñaba Don Bosco, y de tantos exalumnos y colaboradores que entregaron su tiempo con generosidad y alegría)... pero su recuerdo está vivo en los cientos de chicos que compartieron paseos, campeonatos y juegos... que aprendieron a ser mejores y encontraron en el Oratorio amigos nuevos.  



El Oratorio hoy 
Todos los sábados por la mañana, el Oratorio reúne aproximadamente a sesenta chicos. En las vacaciones, los chicos pueden venir todos los días, por la mañana y por la tarde, y por eso hay momentos en que somos muchos más. Los más chicos rondan los 9 años. No hay una edad límite hacia arriba, la idea es que, a medida que se hacen más grandes, los que ya no son tan chicos colaboren con la atención de los menores. El grupo más numeroso desde hace ya bastante tiempo es el de quienes tienen entre 12 y 15 años.




Qué actividades se realizan 
El Oratorio es sobre todo un grupo recreativo, por eso realizamos juegos y campeonatos, utilizando la sala de juegos y el patio de la primaria. Además, todos los sábados a media mañana tenemos un pequeño momento de reflexión o de oración, y completamos todo con convivencias o retiros distribuidos a lo largo del año; en ellas tratamos de crear un clima favorable para que los participantes puedan crecer en amistad entre ellos y con Dios.


Todos los sábados por la tarde los chicos están invitados a participar de la misa de las 20.00. También, en la medida de lo posible, tratamos de organizar paseos o campamentos.
Los chicos más grandes, que ya asumieron el rol de animadores, tienen ocasión de participar de encuentros de jóvenes y de sumarse a las actividades conjuntas del MJS, como la misión del verano.



¿Qué tiene de interesante el Oratorio? 
Aunque es posible que cada chico brinde una respuesta diferente, podríamos decir que algo muy bueno es la posibilidad que tienen todos de conocerse, haciéndose amigos de otros chicos que nunca hubieran visto de no ser por el Oratorio. Es, también, una manera divertida y sana de ocupar el tiempo libre. Al mismo tiempo, la convivencia entre chicos de edades diferentes y de muy diversas realidades familiares y económicas, los ayuda a crecer en compañerismo y solidaridad. Los chicos se divierten, conocen nuevos amigos y tienen la oportunidad de acercarse al menos un poquito más a Dios con alegría.


¿Por qué se llama Oratorio? 
Ya en la época de Don Bosco existían oratorios, que reunían a chicos para jugar y darles catequesis. Don Bosco tuvo la fuerza para darles más empuje, haciéndolos masivos y populares, y poniendo el espíritu del oratorio en el centro de su sistema educativo.




Con un poco de imaginación, podemos pensar que “orar” no significa solo rezar, sino también “hablar”; así que el Oratorio es el lugar donde se habla, donde se dialoga, donde los chicos pueden compartir las cosas que para ellos son importantes, sintiéndose valorados. De esa manera, se puede alimentar la confianza y se hace posible crecer en alegría y madurez.


Podemos ver esto en el crecimiento de los chicos, notando cómo tienen actitudes buenas hacia los compañeros y hacia los mismos animadores. Muchos se animan a tener una apertura mayor para acercarse a Dios, aunque a veces les cueste. Hay chicos que sin que nadie les diga nada se preocupan por mantener la limpieza en el patio o en la sala, que vienen a misa por la tarde, aunque a mediodía hayan tenido que volver corriendo a su casa y deban ocupar el domingo en hacer los deberes de la escuela. No hay ninguno que ponga mala cara cuando hay que ir a comprar algo o hacer alguna tarea extra. Al contrario, son muchos los que se ofrecen, o se sienten incómodos si no les ofrecemos esa oportunidad.


Es reconfortante ver que los chicos se tratan bien entre ellos, sin pelearse, sin tener actitudes agresivas, algo que parece muy simple pero que en otros ámbitos, por ejemplo, en el ambiente escolar, no es tan fácil de lograr. Nadie toma lista ni anota en una libreta los puntos buenos y malos. No reciben una ración doble de jugo los que ayudaron a prepararlo, aunque sí puedan recibir un gesto de cariño menos material.


Así, nadie actúa para quedar bien, para ganar una buena nota o para escapar de una sanción, sino porque están convencidos de que vale la pena hacerlo, porque sienten que de esa manera el Oratorio es un ambiente mejor.


Esta historia es también una invitación para conocernos en vivo y en directo. Para comprobar si en los últimos párrafos te estábamos mintiendo, te esperamos este o cualquier otro sábado, de 09.00 a 12.30. 

¡Que Dios te bendiga! ¡Gracias por leer todo esto!
También podés visitarnos (aunque quizás ya vengas de ahí).